Abogados Laboralistas
La pregunta que todo trabajador se hace, o debería hacerse, a la hora de demandar a su empleador ante un despido que el considera improcedente, y por lo tanto que se le indemnice por ello, es: abogado ¿si o no?. Lo cierto es que existe un gran número de despachos de abogados, sobre todo mediano y/o pequeño despacho, que ofrece este servicio de asesoría y defensa en caso de despido pero, ¿es realmente necesaria esta asesoría?; ¿en todos los casos o sólo atendiendo a situaciones especiales?.
Hay dos clases de abogados laboralistas: el abogado que defiende los intereses del trabajador y el abogado que defiende los intereses de la empresa frente al trabajador. Este último grupo de profesionales suele ser, con diferencia sobre el otro, el que prolifera en los grandes despachos, y por ende, el más perjudicial para el trabajador, teniendo en cuenta que estos despachos no sólo cuentan con grandes profesionales, sino con grandes medios tanto técnicos como humanos.
En el otro grupo, en el de los abogados que defienden los intereses de los trabajadores hay que tener en cuenta algunas precisiones. El profesional privado, el que tiene su despacho y/o trabaja para un despacho, tiende a realizar su trabajo no sólo en beneficio de su cliente sino en beneficio propio, por lo que es recomendable acudir a estos abogados cuando el caso sea de especial envergadura, como el que puede producirse entre trabajador y empleador a la hora de convinar el permiso por lactancia con el horario laboral, o por discriminación de cualquier tipo a la hora de tener en cuenta o no a un trabajador a la hora de optar a un puesto de trabajo de mayor nivel, y ello porque este profesional tiende a tener una preparació mayor y porque atendiendo a una más que probable publicidad, su interés y, por tanto, su empeño serán mayores.
Pero, ¿que pasa con los despidos improcedentes? ¿Es recomendable acudir a estos profesionales de despachos privados? En estos casos, es preferible y recomendable que el trabajador acuda a los sindicatos donde se le aconsejará si debe o no acudir con profesional o si, por el contrario, puede el trabajador mismo presentar la demanda por despido y defender sus intereses sin necesidad de abogado y procurador, tal y como le permite la legislación.
